jueves, 29 de abril de 2010

QUE ODIA EL CLIENTE EN UN RESTAURANTE


Comer es un placer; un deleite para los sentidos y el estómago. Pero ¿qué pasa cuando todo ese ritual se ve estropeado por pequeños y grandes detalles provenientes precisamente del lugar donde menos deberían ocurrir?

Y es que un mal servicio en un restaurante no es, como podrían pensar algunos, sólo un capricho de clientes difíciles; de hecho, ya existen grupos en Facebook al respecto, denominados, por ejemplo, “Yo también he sido víctima de un mal servicio en un restaurante” donde muchas personas exponen sus reclamos y cuentan sus historias.

La presentación de ese grupo señala el sentir de muchos: “qué pena que en los lugares donde se supone estas pagando por un servicio y una comida ¡¡crean que te están haciendo un favor, que se tardan años en atenderte o peor!!”

De esta forma, haciendo un sondeo por varios sitios de Internet llegamos a la conclusión que existen situaciones claras que molestan a los clientes en cualquier parte del mundo, independiente del presupuesto que gasten al momento de comer.

Conócelas y evítalas a como de lugar si no quieres ver tu restaurante vacío y, peor, aún, quebrado.

· Menús Mentirosos y de Mala Calidad
Muchas personas acuden a comer sin probar antes bocado, pues el menú del recinto promete ser contundente; sin embargo, una vez ahí comprueban que no lo es tal y que el precio es demasiado elevado.

Otra queja habitual es que los platillos sean de mala calidad, excesos de sal, condimentos o falta de éstos son algunos de los casos típicos.

· Meseros que No Saben
Un mesero que no entiende lo que el cliente exige o reclama implica de inmediato que ese cliente y su círculo cercano no volverán.

Cuando una persona pide hablar con un mesero o el chef para hacer consultas sobre el origen del platillo o respecto su preparación y no obtiene respuestas claras piensa que está frente a personas ineptas en su trabajo y que no le dan seguridad al momento de comer.

· Nadie Escucha Las Quejas
Está bien, no se trata de alegar por todo, pero sí podemos pedir con educación que nos cambien un plato, un cubierto, un vino o un platillo.

No podemos olvidar que estamos pagando por un servicio y que, por lo mismo, éste debe contar con personas preparadas para escuchar nuestros reclamos.

¿Qué pasa si parece ser que nadie toma con atención nuestro disgusto? Significa decirle adiós para siempre a ese local y recomendarlo de pésima forma.

· Espacios Poco Amables
Un buen restaurante debe tener espacios bien definidos: áreas para fumadores, salones privados, lugares al aire libre u otros donde quienes quieran comer con música de fondo lo hagan sin problemas.

Cuando vamos a un lugar donde no encontramos estos espacios difícilmente volveremos a visitarlos.

· Displicencia
Ser atendidos por personas que parecen desganadas, cansadas todo el tiempo y hasta malhumoradas es una señal que el cliente no olvidará y que hará saber a su círculo de amistades.

· Lentitud
La lentitud en la entrega de los pedidos realmente fastidia a los clientes. Son muchos quienes reconocen que pueden ser capaces de ir a hablar con el mesero y decirle “olvídelo, iré a otro lugar”

Otro problema que cabe señalar son los problemas para obtener una mesa o reservar. Si las personas perciben que el hecho de querer entrar al lugar ya es un problema, imaginarán lo peor respecto a la forma en cómo serán atendidas.


“No basta saber, hay que aplicar lo que se sabe, no basta querer hacer las cosas hay que hacerlas”

Seneca

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