sábado, 4 de octubre de 2008

DAVID


Una oportunidad es como una chispa.
Es como una mecha que de repente enciende, como un instante que cataliza, como un incidente que cambia una vida.
Una oportunidad es el “soplo divino” de cualquier negocio. Detrás de cada negocio exitoso y detrás de cada gran profesionista, está presente una oportunidad que se capitaliza y que se desarrolla.

Es mentira que la oportunidad llega solo una vez. Llega muchas veces.
El problema radica en saberla reconocer y que estemos preparados para explotarla.
En ocasiones una oportunidad es producto de un elaborado plan estratégico. Otras veces aparece después de mucha búsqueda y lucha, pero más frecuentemente, aparece de repente, a mitad del camino, sin avisarnos que nos va a sacudir.

Hagamos una analogía: un joven futbolista que llamaremos David, juega centro delantero y está decidido a meter gol en el partido. Pelea, corre, lucha, y se le pega al balón como si fuera su sombra.

En medio de varias jugadas, David pasa por varios incidentes: en un intento de chutar el balón con toda su alma, abanica y del impulso termina en el suelo; en otra escena le dan un duro codazo en la nariz y lo mandan al suelo otra vez; en otra, para prevenir que David tire a gol, uno de los contrarios le estira la camisa y se la rompe.
David no luce del todo bien: sudado, cansado, sangrando de la nariz, el uniforme sucio y roto. Pero sin gol.
En una de esas, cuando David nuevamente se encuentra cerca de la portería contraria, levanta la mano y pide a gritos el balón. Pero su compañero en lugar de pasarlo tira a gol. Un defensa rudo intercepta, y en su intento por alejar el balón la patea con toda su alma para despejarla del área.

Pero David ahí estaba parado. El pelotazo le pega de frente en la cara. Un pelotazo durísimo que lo agarra desprevenido y lo tumba. El golpe fue tan duro que por poco le deja plasmado en su cara la marca Garcis del balón.

Y de repente pasa algo. El balón, después de estrellarse en la cara de David, rebota y de chiripa se mete en la portería contraria.
!!!!!!! Goooooooolll!!!!! !! Goool de David!!!!!!!!

David se levanta del suelo y lo único que ve son estrellitas. Sus entusiastas compañeros lo vuelven a tirar al suelo. Bravo David. Qué golazo.
Estudiando, viviendo y observando historias de éxito de las empresas, éstas tienden a parecerse más a la historia de David que a las del estructurado plan maestro generado por una entidad centralista que usualmente implica un organizado líder.

A pesar de lo anterior, las empresas no pueden darse el lujo de que el futuro simplemente les ocurra. Tienen que tener un ojo en el presente cuidando la operación y la eficiencia, y el otro en el futuro buscando la exploración y la oportunidad.

En la empresa, ¿Quién ve las Oportunidades?

Gary Hamel, catedrático y consultor de estrategia, hace una audaz propuesta en su reciente artículo “Strategy as a Revolution” del Harvard Business Review, donde dice que la estrategia debe ser un proceso democrático y no un ejercicio estéril y elitista. Hamel asegura que las oportunidades y el ángulo estratégico pueden aparecer en cualquier parte de la organización y más frecuentemente en el campo que en el escritorio, más afuera en el punto de contacto que adentro en la fase de producción.

Edward de Bono, el creador del concepto pensamiento lateral, entra más de lleno al tema de las oportunidades y las aprecia como las que finalmente deben regir la estrategia. DeBono enlista algunos de los obstáculos para la detección y explotación de oportunidades dentro de las empresas:
Lo urgente suele tener prioridad sobre lo importante.
• No hay tiempo para pensar.
• El estilo de administración es: el-jefe-siempre-sabe-más.
• La comunicación fluye de arriba hacia abajo. Nunca al revés.
• La búsqueda de oportunidades se delega al departamento de
Investigación y Desarrollo.
• No se asignan recursos para eso de las oportunidades.
• No hay quién implemente las oportunidades.
• Falta de pensadores imaginativos.
• Dificultad en obtener información.
Poca propensión al riesgo y a la exploración (actitud y estilo).
• Problemas de corto plazo en utilidad y flujo

Parecen muchos obstáculos, pero DeBono también ofrece las siguientes soluciones para las empresas:

Auditoría de oportunidades. Sugiere una auditoría parecida a una contable o financiera. Por lo menos una vez al año se le pregunta al personal que evalúe y presente lo que consideran oportunidades en su área, fuera de su área, y en relación al mercado.

Director de Oportunidades. Propone este puesto en medio de otros nuevos que andan saliendo por ahí como: Director de Inteligencia, Director de Aprendizaje, Director del Futuro, Director de Moral y Director de Ideas Raras (estos títulos se ven sobre todo en empresas de alta tecnología). Volviendo al de Oportunidades, este Director es el encargado del proceso de la empresa para la de detección y explotación de oportunidades, y no es precisamente el responsable de seleccionarlas e implementarlas.

Equipo de Oportunidades. Es una entidad permanente dentro de la empresa que genera, organiza y articula las posibles oportunidades de la empresa. Una característica interesante es que DeBono, sugiere que sus miembros puedan rotarse y cambiarse para mantenerlo fresco y dinámico.

Task Force de Oportunidades. El trabajo aquí es más de evaluación. Este grupo se encarga de recabar información, ser un vínculo de negociación entre áreas, así como desarrollar el proyecto.

Propósito. El propósito de los cuatro elementos mencionados es focalizar la atención hacia la detección de oportunidades y de establecer mecanismos de acción para que se implementen.

No es fácil hablar de creación de oportunidades. Con eso de que es un proceso que va desde la suerte y la intuición hasta lo más formal y estructurado, se convierte en un tema relevante y que infelizmente, hay poco material y poca bibliografía. Aunque a final del día, parece que la chispa de la oportunidad aparece más sobre la marcha, como a David, que haciendo evaluaciones centralistas y conceptuales.

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