domingo, 25 de octubre de 2009

EL EXITO




























Los griegos lo registraron en sus mitos. Le llamaban hybristikós que significaba orgullo, insolencia, licencioso; en inglés hubris, en castellano ligado a arrogancia. 

La gloria te cobra, tal como le pasó a Hércules quien, engañado, mató a sus hijos; Agamenón, triunfador de Troya, asesinado por la trama de su esposa; Aquiles, que le dieron la fama negándole su vejez; Midas, que con su tacto convirtió en oro todo aquello que tocaba, incluso a su pobre hija; Icaro, voló tan alto que quemó la cera de sus alas y murió al caer de las alturas.
 
No es el triunfo lo que le causaba el enojo a los dioses, lo que castigaban era que el éxito se subiera a la cabeza, que el individuo se creyera más, superior, imbatible, perenne; hybristikós. 

Este principio aplica tanto a individuos como a organizaciones y la personificación, la tendencia a relacionarse con las entidades, ideas, emociones y cosas en general, como si fueran personas, se refleja en el lenguaje que se usa para expresarse de las organizaciones: la organización que aprende, la marca viviente, la empresa inflexible, apática, copiona, o bien entusiasta, original, abierta etc. 

El hybristikós se complica cuando se trata de individuos y empresas que tienen razones para ensalzarse porque su éxito sistemático es evidencia de que lo han venido haciendo bien. Y esto representa un reto feroz; el éxito también es tóxico, embriagante; sesga, carga, presiona, demanda. Te puede inflar hasta que revientas.

El que está aposentado en el éxito está a un paso de polarizarse y caer en alguna de lo que podría llamarse los 8 pecados: 

1. Complacencia, donde business as usual genera confort: no hagan olas. 
2. Arrogancia, donde el enemigo es inferior: no te molestes. 
3. Politiquería, donde los feudos contaminan a la empresa: y yo qué
4. Miopía métrica, donde la pérdida de clientes no se detecta: mientras sigan llegando   nuevos
5. Uni-dimensionalidad, donde la misma fórmula parece solucionarlo todo: hazle como siempre
6. Fuga de Talento, donde los buenos se van: que se vayan, se arrepentirán
7. Incrementalismo, donde la meta es sólo subir un porcentaje las ventas así como el ahorro en gastos: más de lo mi mismo
8. Negación, donde lo malo ocurre allá: a mi no me pasa.

Le llamo pecados pero en realidad son propensiones: una inclinación hacia algo, como si estuviera en la naturaleza del sujeto. 

Es que el éxito no tiene fin, la dinámica no termina, el equilibrio se vuelve a romper, el entorno cambia; quedas desincronizado, desfasado, adelantado o atrasado, otra vez. Se paga un precio para llegar y la factura se cobra cuando llegas, si es que no antes.

El triunfo te hace propenso a caer en lo que pudieran tipificarse como las clásicas caídas del que triunfa. Lo que sube, baja.

Arie De Geus encontró que el 33% de las compañías enlistadas en el Fortune 500 en 1970, desaparecieron para 1983 en medio de quiebras, fusiones o des-incorporaciones. Otro estudio más reciente estima que la vida promedio de empresas en Japón y Europa es 12.5 años; la vida promedio de empresas en Alemania ha disminuido de 45 a 18 años, en Francia de 13 a 9 años, en Inglaterra de 10 a 4 años.

Empresas con marcas famosas han visto su capital de marca desvanecerse, como DEC, WANG, People Express, mientras que firmas líderes han sido golpeadas en diversos frentes dejándolos adoloridas y con moretones, entre las que se encuentran IBM, Sears, Microsoft

Y están los líderes de industria que han creído que pueden implementar una extensión de marca a casi todo, y se han equivocado: por ejemplo: Listerine hacia pasta de dientes, Coors hacia agua, Heinz (ketchup) hacia comida de bebes, Adidas a colonia, Levi’s a zapatos, McDonald’s a pizza, Xerox a computadoras

En México, y en buena parte de América Latina, los grandes empresarios --que han seguido siendo los mismos de toda la vida porque el sistema inhibe la evolución del emprendedor-- se han reducido en número, específicamente tras los tratados comerciales y las crisis económicas recurrentes. Otros han sido sacados de sus oficinas, a billetazos, al ser adquiridas sus empresas por extranjeros. 

Llegar a las alturas tiene su mérito pero es más complicado lo que sigue. Cuando vas de subida traes hambre, deseo, fuego, ganas de llegar. La pasión alimenta al cuerpo y lo hace aguantar contratiempos, enemigos, competidores, escasez. Los obstáculos sólo reafirman tu resolución, te haces creativo, combativo, terco. 

Una vez arriba, cuando la cima de la montaña se acaba, el cuerpo se afloja, busca donde sentarse, el espíritu se empieza a apagar y tu energía vital puede desaparecer por completo. 

Britney Spears lo siente, Lindsey Lohan lo siente, Google lo siente, Microsoft lo siente, Coca Cola lo siente, Michael Jordan en una ocasión lo confesó. 

A nivel político los imperios del mundo, desde Babilonia, Grecia, Roma, hasta España, Inglaterra, Estados Unidos, representan momento históricos ilustrativos y nos dan lecciones maravillosas de cómo nacen y mueren los grandes.

Sin embargo la caída empieza en el psique, en la actitud del que maneja una entidad, en la forma en la que mueve a la organización e interactúa con el entorno, en la predisposición personal de tomar una decisión o la otra; si te defines como guerrero, constructor, estadista ó desarrollador; si estás liberado o acomplejado, si abres el sistema para cambiar o lo cierras para aferrarte a algo que no puede durar.

En los próximos artículos analizaremos cada uno de ellos.


“Si los hechos no encajan en la teoría, hay que cambiar los hechos
Albert Einstein

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