martes, 8 de septiembre de 2009

ASI DE FACIL















Me sorprende todavía escuchar respuestas simplistas a problemas complejos, ¿no le sucede a usted lo mismo? Esto me ocurre con bastante frecuencia, con hojear el periódico para leer la multitud de pronunciamientos simplistas que surgen como soluciones para problemas realmente complicados. Algunos típicos ejemplos de respuestas simplistas: "Para acabar con la pobreza basta con repartir más recursos entre los más necesitados"; "Se puede disminuir la delincuencia aumentando la rigidez de las condenas"; "El problema de la educación se resuelve aumentando el número de escuelas"; etcétera.

Imagínese que fácil resultaría todo si las causas de los problemas fueran realmente las que aparecen a simple vista. Esto me recuerda una conversación que sostuve hace algunos años con un cliente, él me decía que las ventas de sus productos andaban por los suelos y que había resuelto despedir al gerente de ventas y llamar a los vendedores para que le explicaran "de una buena vez" qué es lo que sucedía con las ventas. Yo inicialmente sonreí, pensando que estaba bromeando, pero inmediatamente me percaté que hablaba en serio. Tuve que componer el gesto y decir: ¿Realmente cree que así va a solucionar el problema?

Primero que todo le tuve que explicar al cliente que si pensaba llamar a los vendedores a su oficina iba a escuchar los mismos argumentos que escuchó su antiguo gerente de ventas: problemas de precio, falta de apoyo promocional, mayor flexibilidad en los créditos, etcétera. Nada nuevo. Nunca iba a escuchar algo que era evidente: los productos se estaban quedando obsoletos y el estilo de liderazgo de la empresa estaba afectando la motivación de todos los empleados. Pero nadie le iba a comentar esto, por la sencilla razón que él (como dueño) era el responsable de ambas actividades: compras y ser el líder formal de la organización. ¿Conoce usted a algún valiente que le diga a su jefe los verdaderos errores de la organización? Yo sí conozco a unos cuantos.

Imagínese a un vendedor diciéndole al propietario de la empresa: "Todos somos parte del problema, incluyéndolo a usted; si usted no cambia su estilo de liderazgo, las cosas no van a cambiar, y los resultados de la organización no mejorarán sustancialmente". Lo sabemos, aunque no es pecado hablar con la verdad, es muy remota la posibilidad de que un empleado sea 100 por ciento asertivo con el dueño, especialmente en nuestra cultura. Estamos muy mal acostumbrados a evitar ser cuestionados, creemos erróneamente que poseer la autoridad implica obediencia absoluta.

Mire, le voy describir otro ejemplo, hace algunos años un joven matrimonio fue a visitar a un especialista para resolver ciertos problemas de comportamiento de su hijo de cinco años. El especialista escuchó a los padres describir el problema y atendió al niño, y en una reunión posterior les comentó: "Me parece en este caso que su hijo es el síntoma de ustedes, ¿existe algún problema o situación especial en la pareja, o con uno de ustedes?". ¡Duro y a la cabeza! El galeno sabía que los niños son como esponjas, absorben todo lo que perciben del hogar y eventualmente lo proyectan. De manera que el infante sólo reproduce lo que ve y siente del entorno familiar. Así de fácil.

Este asunto de los jefes y los padres como parte fundamental de los problemas para algunos es muy lógico y razonable, pero a otros les cuesta trabajo afrontarlo. Por esto todavía algunos piensan en resolver problemas con soluciones simplistas, arreglando sólo una parte del sistema y no el todo. Les voy a poner otro ejemplo más común: el típico caso de la persona que desea dejar de fumar. Como todos sabemos, la nicotina causa una fuerte adicción, pero también ayuda a reducir la ansiedad. De manera que fumar no es sólo cuestión de hábito, es también una forma de manejar una sensación "incómoda", como lo es la ansiedad.

En algunos casos, las personas que dejan de fumar empiezan a comer más, especialmente golosinas. Eventualmente esto hace que la persona gane unos kilos de más y esta situación de obesidad le va a representar cierta ansiedad. De manera que en unos meses (o años) la persona va a regresar al consumo de cigarros y así controlará de nuevo la manifestación del verdadero problema: la ansiedad. Es curioso, pero esto no lo mencionan los remedios para combatir el tabaquismo que salen anunciándose en la televisión, ¿verdad? ¡Claro que no!, porque algunos de nosotros todavía preferimos las soluciones simplistas, no atacar la raíz de los problemas. Preferimos atacar los síntomas, no las causas.

Es por demás, nos gustan las soluciones que parecen responder a un "¡así de fácil!", como si los problemas se pudieran resolver en microondas, en cuestión de minutos. Nos cuesta trabajo aceptar que los caminos fáciles nos llevan eventualmente de regreso al mismo lugar donde empezamos. Nos resulta muy complicado entender que a veces la causa y el efecto no están próximos en el tiempo y el espacio, buscamos la causa a los problemas de hoy en el ayer, no hace seis meses. Y así, nos vamos haciendo "como el Tío Lolo"... Todo esto lo comento porque ya viene el cierre del año calendario, no empecemos a buscar culpables de los resultados anuales en los demás. La principal causa de puede estar en el espejo. Así de fácil.

"Dime cómo me mides y te diré cómo me comportaré".
Elijahu Goldratt

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