domingo, 25 de enero de 2009

PASION POR LO QUE HACES


Cuando negocio, lo que mas disfruto es negociar; Cuando escribo, lo que más disfruto es escribir; Cuando estoy trabajando en un proyecto, lo que mas disfruto es trabajar en ese proyecto; Cuando analizo un problema, lo que mas disfruto es analizar ese problema. Cada área la disfruto intensamente.


¿Qué porcentaje de las personas en el mundo podrían decir lo mismo acerca de su trabajo?Valdría la pena preguntarnos, si nos apasiona lo que hacemos.

Las preguntas clave para saberlo son dos: ¿Lo harías aunque no te pagaran? y ¿te levantas con gusto por las mañanas?


Esta última me recuerda la plática que sostuve con un ex compañero el cual me confeso alguna vez lo siguiente: "Fíjate, Raul, que estudié Ingenieria Industrial y tuve una posición privilegiada dentro de la organización (SuperIntendente) donde llegue a prestar mis servicios durante diez años. ¡Diez años! en los que me dediqué a hacer lo que mi papá y abuelo habían hecho y que influyó mucho en mi toma de decisión. Sin embargo, en el fondo siempre me sentía inquieto, inconforme, pero no me atrevía a dar el paso, a hacer lo que toda mi vida había soñado………………………………...Ser Medico."

Un día, después de una crisis y un profundo cuestionamiento, me armé de valor, renuncié a mi profesión y, no sin dificultades, entre a estudiar Medicina y me especialicé en Neurocirugía, Ahora soy socio de una clínica, y te puedo decir que fue la mejor decisión que he tomado. A mi papá y a mi familia les tomó mucho tiempo aceptarlo y apoyarme. Hoy te puedo decir que me levanto con gusto por las mañanas. Y para mí eso es lo importante".

Cuando nos dedicamos a hacer los que nos gusta, nos sentimos vivos, plenos, conectados. Ignoramos el paso del tiempo. Fluimos, como diría Mihali Csikszentmihalyi, quien acuñó este concepto.

"Los tres elementos a valorar cuando hacemos una tarea son aceptación, gozo y entusiasmo", afirma Eckart Tolle en su libro A New Earth. Cada uno de ellos representa una frecuencia de vibración en la conciencia.

Necesitamos estar atentos y asegurarnos de que alguno opere cuando hacemos algo, desde la tarea más simple, hasta la más compleja. Lo determinante, dice Tolle, es que si al hacer algo no sentimos ninguno de los tres, entonces revisemos de cerca y comprobaremos cómo creamos sufrimiento en nosotros y en los demás.

Aceptación Si una noche lluviosa te toca cambiar la llanta del coche en una carretera en medio de la nada, seguramente no lo vas a disfrutar. Pero si eso es lo que la situación o el momento requiere que hagas, pues por lo menos acéptalo. Así con cualquier cosa que se presente.

Al hacerlo, lo que conseguirás es paz. Es una manera de rendirte conscientemente.Ahora, continúa Tolle, que si lo que haces no lo puedes disfrutar ni aceptar, detente, no lo hagas. Porque no estás siendo responsable de lo único que importa: tu conciencia y tu vida.

Gozo Cuando te enfocas en el presente, en lugar del pasado o futuro, tu habilidad para gozar lo que haces -y con ello tu calidad de vida- aumenta sensiblemente.

No tenemos que esperar a que algo "significativo" llegue a nuestras vidas para por fin disfrutar lo que hacemos. Hay más significado en el gozo mismo de lo que jamás necesitaremos. El "esperar para empezar a vivir" es una ilusión que rara vez llega.Cuando uno cree saber mucho -o, por lo menos, haber leído mucho-, llega siempre el trancazo que nos sitúa y, con él, el asombro. Leer el libro A New Earth, de Eckhart Tolle, me ha dejado con la boca abierta de principio a fin.

La facilidad que tiene para ordenar en palabras conceptos tan profundos y abstractos, otrora existentes sólo a nivel intuitivo, es pasmante. He tenido que leerlo y releerlo con la esperanza de absorber un poco de la sabiduría de su contenido.Lo que más me gustó es el concepto de las tres maneras en que podemos tomar conciencia al alinear nuestra vida con lo que hacemos:

1) Aceptar lo que tenemos que hacer.

2) Gozar el momento presente, aquello que hacemos para vivir una vida con mejor calidad."El gusto no viene de lo que haces, fluye desde lo profundo en ti hacia lo que haces y, por ende, al mundo".
3) Entusiasmo.En relación a este último aspecto, Eckhart escribe: "Entusiasmo significa que hay, además del profundo gozo por lo que haces, un elemento adicional, un objetivo, una visión por la que trabajar. Cuando le agregas una meta al gozo, la energía o frecuencia vibracional cambia... Te sientes como una flecha que se dirige hacia el objetivo y disfrutas el viaje".Comenta que, para el observador, podría parecer que padecemos estrés, sin embargo, no tiene nada que ver con esto. El estrés, en realidad, llega cuando nos enfocamos exclusivamente en la meta sin disfrutar el proceso. ¿Te suena familiar?Además, cuando éste aparece significa que el ego ya nos atrapó. Es decir, sólo veo mi beneficio sin trascender en nada ni en nadie. Y el estrés siempre va a disminuir la calidad y la efectividad de lo que hacemos. Es tóxico para el cuerpo debido a la ansiedad y la ira que lo acompañan.En cambio, el entusiasmo tiene una frecuencia o energía que hace resonancia con el poder creativo del universo. La palabra entusiasmo viene del griego en y theos, que quiere decir "tener a un dios dentro de nosotros".

Me encanta leer que gracias al entusiasmo sientes que no haces las cosas solo, porque un dios te acompaña. ¿No es precioso? De hecho, no podemos hacer nada solos.El entusiasmo le da un gran empoderamiento a lo que hacemos. A diferencia de lo que significa hacer las cosas movidos por el ego, que siempre trata de tomar algo de alguien, el entusiasmo incluye, no excluye.Da de su propia abundancia. No confronta a nadie y no crea ganadores ni perdedores. No "quiere" nada, porque no le falta nada.Cuando el entusiasmo encuentra obstáculos en forma de situaciones adversas o personas poco cooperativas, nunca ataca, sino que les da la vuelta, los evade. Y es el poder de transferir un plan en la mente a la dimensión física.Por eso me gusta esta frase que subrayé dos veces: "El entusiasmo y el ego no pueden coexistir. Uno implica la ausencia del otro".

Es importante, nos dice Tolle, que nos aseguremos de que la visión o meta que tengamos, no tenga nada que ver con una imagen inflada de nosotros, o con tener esto o aquello, como una casa en el mar, o diez millones de dólares en el banco.En cambio, hay que asegurarnos de que el objetivo apunte hacia una actividad que nos conecte con otros seres humanos y con la trascendencia. Con inspirar a los demás con nuestro trabajo, lo que enriquece no sólo nuestra vida, sino la vida de muchos más.

Para resumir: "El gozo por lo que haces, combinado con tu trabajo hacia una visión, es lo que se convierte en entusiasmo". Es decir, cuando un dios decide bajar y habitarnos por un tiempo...

“La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?"
Proverbio Chino

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