domingo, 17 de mayo de 2009

PETER SENGE
















Hay personas a las que vale la pena nunca perderles la pista, seguir lo que ellos escriben y sobre lo que de ellos se escribe, y cuando se puede, seguir lo que pronuncian en conferencias y presentaciones. Un ejemplo de este tipo de personas es Peter Senge, el afamado autor del libro La Quinta Disciplina”, un interesante texto sobre el pensamiento sistémico.

Senge dictó en junio del 2003 una conferencia en Finlandia, bajo el título de “Creando Futuros que Deseamos en una Sociedad Global”, un tema apasionante que inicia con una frase de Gordon Brown, decano de la Facultad de Ingeniería de Tecnológico de Massachussets: “ser profesor es ser profeta, por que no se prepara a los jóvenes para el mundo del presente, sino para el futuro, cuando ellos tengan que participar en las actividades productivas de la sociedad”.

Yo me pregunto, ¿a quien no lo le hubiera gustado que en la universidad nos anticiparan sobre: cómo enfrentar comercialmente a los chinos, el terrorismo internacional, etcétera? Aunque no podemos quejarnos, en algún momento de nuestra formación universitaria tuvimos acceso a autores como a John Naisbitt, Alvin Toffler o Peter Drucker, que nos advertían sobre los cambios que se experimentarían en el mundo del siglo XXI.

Regresando a Peter Senge, desde mi punto de vista el también es uno de esos autores que hay que seguir de cerca, alguien que cada mes está presentando una conferencia o publicando un artículo en alguna revista especializada. Aunque Senge es ampliamente reconocido en el campo del comportamiento organizacional, también es un visionario de los cambios sociales que se están gestando ahora y nos afectarán globalmente en el futuro. Por esto la revista Journal of Business Strategy lo nombró una las 24 personas con mayor influencia en las estrategias empresariales del siglo XX.

 Senge, por ejemplo, afirma que las sociedades, y por ende las organizaciones se enfrentan cada vez con problemas más difíciles, y que esto en parte se debe a un aumento en las complejidades, y las clasifica de la siguiente manera: complejidades dinámicas, las complejidades sociales y las complejidades generativas.

 Las complejidades dinámicas consisten en que la causa y el efecto están cada día más distantes en tiempo y espacio. Un ejemplo de esto sería el incremento en el precio del acero derivado de la demanda de China para sostener su creciente infraestructura. Esto explica por que  pasó desapercibido para muchos el explosivo nivel de crecimiento en la construcción que estaban experimentando en China desde hace unos años, y no se tomaran medidas para advertir su impacto en el precio del acero.

 Quien iba a imaginar: el crecimiento del sector de la construcción en China, el país más poblado del planeta, afectando a la industria acerera mexicana. Una complejidad dinámica para la que no todos estábamos preparados.

 Las complejidades sociales tienen que ver con la diversidad, ahora los grupos sociales están conformados por integrantes más heterogéneas, es decir más diferentes entre sí. Esto se puede observar en nuestros propio vecindarios, donde los miembros de la colonia o el sector en donde vivimos son personas que provienen de otras regiones del país, y hasta de diversos países. Si esto sucede en los vecindarios imagínese como es la situación en una empresa multinacional.

La cuestión es que “ya no es como antes”, cuando todos los grupos eran aún más cerrados, todos se conocían entre sí, todos tenían amigos comunes, todos provenían de familias más o menos conocidas. Ahora los centros de trabajo están compuestos por personas de diferentes latitudes, religiones, y sobre todo diferentes formas de pensar. Esta es una complejidad social, una condición que antes no estábamos acostumbrados enfrentar.

Finalmente están las que denomina Senge complejidades generativas, esto es cuando las soluciones del pasado ya no encajan en las realidades emergentes que se nos presentan. Ejemplos sobre este tipo de complejidades abundan, y no sucede a todos, por que como dicen: “el que solo saber utilizar el martillo ve todos los problemas como clavos”.

 Esto les sucede especialmente a las personas y a las empresas que han sido exitosas en el pasado, en el presente se dedican a aplicar las mismas fórmulas que les dieron resultados antes. Y es que a veces no nos detenemos a hacer un cuidadoso análisis de la nueva realidad, preferimos buscar la manera de implantar una  solución ya conocido a una situación completamente nueva.

 Las nuevas complejidades están haciendo que a la humanidad le resulte cada día más difícil encontrar soluciones rápidas y directas a los problemas que enfrenta. Tal como sucede en la cinta de ficción “El Día Después” (A Day After Tomorrow), en donde una nueva situación provocada por un desequilibrio ambiental, desencadena un cambio drástico en el clima mundial. Un problema de una complejidad singular: el calentamiento global que termina por provocar el advenimiento de una nueva era glacial.

Pensemos, los problemas que ahora enfrentamos nos presentan nuevas complejidades, y estas a su vez requieren de renovados modelos mentales. ¿Estamos preparados? El tiempo lo determinará.

 “A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentando entrar en contacto con nosotros."

 Bill Watterson


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