lunes, 11 de mayo de 2009

EL CUARTO DE LAS MENTIRAS
















Todos hemos sido, somos y seremos testigos de las exageraciones que es capaz el ser humano. ¿Qué es una exageración? Es un exceso, algo desmedido, que está muy por encima, o debajo, de la norma. El diccionario de la Real Academia Española dice que exagerar es: encarecer, dar proporciones excesivas; decir, representar o hacer algo traspasando los límites de lo verdadero, natural, ordinario, justo o conveniente. Y lo más curioso es que a todos nos han enseñado que “no es bueno exagerar”, por que “todos los excesos son malos”.

Aunque debo de reconocer que algunas exageraciones nos proveen de aliento y motivación a las personas. Vaya usted a un jardín de niños y observe a los infantes jugar, su excesiva inocencia e inventiva es capaz de afectar hasta al espíritu más frío. Si usted hojea un libro de Arte y observa una obra del artista renacentista Miguel Angel seguramente estará de acuerdo que exageró en la perfección de sus esculturas y el cuidado del detalle de sus pinturas. Las Pirámides Egipcias son una reverenda exageración, imagínese, un monumento de 146 metros de altura, fabricado de bloques que van de las 2.5 a las 60 toneladas de peso, ¿todo esto para construir una tumba? En fin, algunas exageraciones son buenas.

 

Sabe usted en donde se manifiestan la mayoría de las exageraciones que cometemos los humanos. Exacto, usted lo sabe: cuando hablamos. Por ejemplo, conozco a una persona que practica la cacería de animales, y en su rancho tiene un gran espacio en donde se reúnen los aficionados a esta práctica para conversar una vez que anochece. ¿Sabe usted como se llama a esta habitación? “El Cuarto de las Mentiras”, y según su dueño, dice que es gran espacio, por que así lo requiere la gran cantidad de exageraciones que dicen los amantes de la caza. Eso siempre nos hace mucha gracia a todos los que le escuchamos.

 

Sin embargo me estoy empezando a dar cuenta que “El Cuarto de las Mentiras” existe en todas partes, inclusive en la parte más intima de las eficientes organizaciones. Y no me refiero a que todo lo que ahí se dice sean exageraciones, sino más bien a lo que no se dice, a lo que se calla, a lo que se omite por temor a: represalias, enfados, tensión en las relaciones interpersonales. Lo que es peor todo mundo, como parte de un protocolo (regla formalmente establecida por decreto o costumbre), lo sabe: no se debe de decir siempre todo lo que se piensa, o lo que se sabe; especialmente cuando se trata de comunicación ascendente (del subordinado al jefe)

            Todos los hemos aprendido de una forma u otra, pero Rosabeth Moss Kanter, autora del libro “Power Failure in Management Circuits” los expresa mejor: “Los líderes son capaces de crear círculos íntimos y cerrados alrededor de él, que consiste en personas que son muy parecidos a ellos. Estos individuos son su fuente principal de información sobre la organización por que le dicen solo lo que desean oír”. ¿Les suena conocido?

            El asunto verdaderamente preocupante es que el silencio, o la omisión de comentarios rara vez resuelve las cosas, más bien las complica. Las gentes que callan demasiado tienen problemas con su autoestima, se vuelven inseguros y desconfiados de los demás, con el tiempo caen en lo que se denomina: “espiral del silencio”.

“Encuentro esperanza en lo mas obscuro de cada dia y me concentro en lo mas luminoso. Yo No Juzgo al Universo.”

Dalai Lama 


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